La economía sumergida, caracterizada por el empleo informal, plantea un desafío global con consecuencias desgarradoras tanto a nivel individual como para los Estados. Según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), casi el 60% de los trabajadores en el mundo están atrapados en este fenómeno, con repercusiones que se transmiten de padres a hijos.
El embajador español ante la OCDE, Manuel Escudero, resalta la necesidad de políticas públicas específicas de formación y protección social para romper este “círculo vicioso” del empleo informal. Según los datos recopilados en 42 países, el estudio revela que, en promedio, un 54% de los trabajadores informales ganan menos del 50% del salario medio de esos Estados, llegando incluso al 85% en el caso de Costa Rica.
Este panorama refleja la urgente necesidad de abordar la economía sumergida a través de medidas concretas para garantizar un futuro próspero para las generaciones venideras y fortalecer la recaudación de ingresos estatales.