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El segundo debate de los aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos ha sido un evento marcado por la urgencia de mantener la relevancia política en un contexto en el que Donald Trump lidera las encuestas con más de 40 puntos de ventaja rumbo a la nominación. Con el ex presidente ausente, los siete participantes presentes elevaron el tono de los ataques en un esfuerzo por recortar distancias frente al líder indiscutible.
El debate, que tuvo lugar en la Biblioteca Ronald Reagan de Simi Valley, California, se centró en gran medida en la crítica a la ausencia de Trump. Los candidatos presentes aprovecharon la oportunidad para cuestionar su liderazgo y visión para el futuro del partido republicano y del país.
Uno de los momentos más destacados del debate fue cuando el senador por Carolina del Sur, Tim Scott, señaló la ausencia de Trump y lo relacionó con la crisis en la frontera sur. Scott afirmó: “Joe Biden debería estar en la frontera sur. Es insegura, abierta de par en par e insegura, y ha provocado la muerte de 70,000 estadounidenses en los últimos 12 meses a causa del fentanilo”.
Sin embargo, esta afirmación resultó ser engañosa. Scott hacía referencia a las muertes por sobredosis de opioides, principalmente fentanilo, que se han convertido en una preocupación importante en Estados Unidos. Según datos del Instituto Nacional contra la Droga, en 2021 se registraron más de 106,000 muertes por sobredosis, de las cuales cerca de tres de cada cuatro fueron atribuidas al fentanilo, sumando un total de 70,601 muertes. Si bien es un problema grave, la relación directa con la política fronteriza es un tema que requiere un análisis más profundo.
El debate también abordó otros temas clave, como la economía, la política exterior y la respuesta a la pandemia de COVID-19. Los candidatos presentes expresaron sus puntos de vista sobre cómo abordar estos problemas y cómo se diferencian de la administración actual.
Uno de los aspirantes que más destacó durante el debate fue el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien ha ganado notoriedad por su enfoque en las políticas de estado en medio de la pandemia. DeSantis defendió su gestión en Florida y argumentó que había logrado mantener un equilibrio entre la salud pública y la economía del estado.
Otro candidato que atrajo la atención fue el exvicepresidente Mike Pence, quien se centró en la política exterior y la necesidad de fortalecer las alianzas internacionales de Estados Unidos. Pence subrayó la importancia de mantener una posición de liderazgo en el escenario mundial.
La empresaria Vivek Ramaswamy, exembajadora ante la ONU Nikki Haley y el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson también participaron en el debate, aportando una variedad de perspectivas y enfoques a los temas discutidos.
En resumen, el segundo debate de los aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos estuvo marcado por la ausencia de Donald Trump y la urgencia de los candidatos por mantener su relevancia en la contienda política. Los ataques y las discusiones sobre diversos temas clave dejaron en claro las diferencias de enfoque entre los aspirantes y proporcionaron una visión de las dinámicas políticas en juego en este momento crucial para el partido republicano y el país.