Síndrome de Piernas Inquietas: Rompiendo el Estigma de una Enfermedad Invisible

Alicante, 23 sep (EFE).- Los pacientes del Síndrome de Piernas Inquietas buscan sacar a la luz una enfermedad todavía “estigmatizada” e “invisible” que no está diagnosticada en muchos casos y que provoca un gran sufrimiento a las personas que lo padecen. Este es uno de los principales objetivos de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI), que este sábado organiza en Alicante el congreso nacional anual coincidiendo con el décimo aniversario de la declaración del 23 de septiembre como día mundial de esta dolencia neurológica relacionada con un mal funcionamiento de la dopamina.

El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI): Una Enfermedad Invisible que Afecta al 5% de la Población Adulta

El Síndrome de Piernas Inquietas, también conocido como SPI, es una enfermedad neurológica que afecta a una parte significativa de la población adulta, pero que sigue siendo en gran medida desconocida y estigmatizada. La Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) se ha convertido en un faro de esperanza para quienes sufren esta afección, luchando por aumentar la conciencia pública y mejorar la calidad de vida de los afectados.

Los Desafíos del SPI y su Relación con la Dopamina

El SPI se caracteriza por una serie de molestias en las extremidades, como sacudidas, pinchazos, picores, hormigueo, calor o dolor, que generalmente se intensifican cuando la persona está en reposo. Esto hace que iniciar y mantener el sueño sea una tarea difícil, ya que aproximadamente el 80% de los afectados experimenta movimientos periódicos de las extremidades durante la noche. Estas sacudidas ocurren con una frecuencia de 20 a 30 segundos, lo que a menudo resulta en interrupciones constantes del sueño.

Uno de los principales desafíos del SPI es su relación con la dopamina, un neurotransmisor clave en el sistema nervioso central. Se cree que un desequilibrio en los niveles de dopamina está relacionado con la manifestación de los síntomas del SPI. Aunque se han realizado avances en la comprensión de esta relación, todavía no existen tratamientos específicos para aliviar los síntomas severos que ocurren durante las crisis de SPI.

Día Mundial del Síndrome de Piernas Inquietas: 23 de Septiembre

El 23 de septiembre se celebra el Día Mundial del Síndrome de Piernas Inquietas, una fecha crucial para concienciar sobre esta enfermedad y destacar la importancia de la investigación y el apoyo a quienes la padecen. Esta iniciativa tiene como objetivo fundamental eliminar el estigma que rodea al SPI y garantizar que las personas afectadas reciban la atención y el reconocimiento que merecen.

AESPI: Una Luz en la Oscuridad del SPI

La Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) desempeña un papel fundamental en la promoción de la investigación y la concienciación sobre el SPI. A través de eventos como el congreso nacional anual, la AESPI reúne a pacientes, familiares, médicos y científicos para compartir conocimientos y experiencias. Además, este año, el congreso coincide con el décimo aniversario de la declaración del Día Mundial del SPI, lo que resalta aún más la importancia de su labor.

La AESPI trabaja incansablemente para brindar apoyo a los pacientes y sus familias, promover la investigación sobre el SPI y abogar por mejores opciones de tratamiento. Además, su labor se enfoca en romper el estigma que rodea a esta enfermedad invisible, que a menudo se pasa por alto o se malinterpreta.

Hacia un Futuro con Mejores Tratamientos y Mayor Concienciación

A medida que la investigación avanza y se comprenden mejor las complejidades del Síndrome de Piernas Inquietas, hay razones para ser optimistas. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer. La comunidad médica, los investigadores y las organizaciones como AESPI siguen comprometidos en mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan esta enfermedad.

El Día Mundial del Síndrome de Piernas Inquietas es una oportunidad para unir fuerzas en la lucha contra esta enfermedad neurológica invisible. Con un mayor reconocimiento público, más inversión en investigación y una atención médica mejorada, podemos esperar un futuro en el que el SPI deje de ser estigmatizado y los afectados reciban el apoyo y la atención que necesitan.

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